Lope de Vega y Miguel de Cervantes: una perenne enemistad
Cervantes y Lope de Vega son dos genios de nuestra
literatura. El primero ha escrito la obra más traducida después de la Biblia.
El segundo firmaba autógrafos por las calles en el siglo XVII.
Fueron vecinos, se admiraban el uno al otro, pero
también rivalizaban. Pasaron de alabarse en público a
criticarse en las letras de sus obras... ¿por qué se llevaron tan mal Lope de
Vega y Cervantes?
"En un primer momento,
Cervantes y Lope de Vega (que era quince años más joven que Cervantes), se llevaban bien, y ambos se
alabaron mutuamente en distintos poemas laudatorios, lo que indica que sentían cierto
respeto el uno por el otro. Pero a partir de 1602, se enemistaron, y los halagos fueron
sustituidos por los ataques, especialmente por parte de Cervantes
hacia Lope." Nos lo cuenta Alfonso Martín Jiménez, Catedrático de la Universidad de Valladolid.
Antonio Rey Hazas, de la Universidad Autónoma de
Madrid asegura que
"Su rivalidad nacía, entre otras cosas, de la conciencia que ambos tenían de
enfrentarse a un enemigo formidable."
Y sí. Los dos sabían que eran unos
genios, según nos cuenta Martín Jiménez: "Cervantes consideraba a Lope un monstruo de naturaleza por su increíble capacidad creativa,
ya que llegó a escribir un número elevadísimo de comedias, y Lope de Vega
seguramente llegó a reconocer el éxito popular que había alcanzado El Quijote, aunque en la época fuera
considerado como una obra humorística perteneciente a un género
menor."
Para Juan Carlos González, de Carpetania Madrid, fue un problema de envidia: "Sobre todo eran rivales
en la profesión de escritores y en ese mercado literario del Siglo de Oro, en
donde escribir
obras de teatro para representar en los corrales de comedias era lo que daba
más dinero, fama y prestigio."
¿Cuando empezaron a llevarse mal?
Sabemos, que vecinos del mismo barrio, frecuentaban las mismas tertulias.
Juan Carlos González, que conoce bien la historia de las calles de Madrid,
asegura que "Se conocieron en casa del cómico Jerónimo Velázquez, calle
de Lavapiés en Madrid, que Lope
frecuentaba asiduamente, como enamorado de la hija de éste, Elena Osorio, y
donde Cervantes acudía con la secreta esperanza de que Velázquez le pusiera en
escena alguna comedia."
¿Y entonces, por qué terminaron tan
mal? "Hacia 1590
ya estaban enfrentados" indica Antonio Rey. "Cervantes
participa en una sonetada antilopesca de sus amigos sevillanos, que se
ríen de Lope, preguntando, por ejemplo, si es de carne y hueso o solo
divino, si existe o no, y otras cosas de esa índole. Estos reproches implican que Lope se
sentía superior, se jactaba de ello, y que Cervantes y sus amigos se
burlaban, irónicamente, de semejante superioridad; sin duda porque no se la
reconocían. Pero también suponen la realidad de que Lope era muy
superior para todos".
¿Quién hizo patente esa
envidia? ¿Quién empezó la pelea? Alfonso Martín tiene su teoría:
"Cervantes estuvo cautivo en Argel
hasta 1579, y,
al volver a España, trató de ganarse la vida como literato. En 1585, cuando
estaba a punto de cumplir treinta y ocho años, Cervantes publicó su primera
obra literaria, una novela pastoril titulada La Galatea, la cual pasó con más pena que
gloria. Y
entre 1580 y 1587, Cervantes escribió y vendió a los directores teatrales
algunas comedias,
que fueron representadas.
Posteriormente, Cervantes abandonó la literatura y buscó otros medios de
buscarse la vida. Y cuando quiso volver a dedicarse al teatro, vio como los directores
teatrales ya no compraban sus comedias, pues se habían impuesto con fuerza
en toda España las comedias escritas al estilo de Lope de Vega. Además, en
1598 Lope
de Vega publicó otra novela pastoril, La Arcadia, la cual obtuvo un gran éxito. Así que Cervantes comprobó que
Lope de Vega le había cerrado las puertas del teatro y que había obtenido un
éxito con su novela pastoril que Cervantes no había alcanzado con la suya (La Galatea). De ahí
que Cervantes criticara
duramente en la primera parte del Quijote las comedias de Lope de Vega y
su concepción sobre las mismas.
En su obra Arte nuevo de hacer comedias en este
tiempo (que se publicó en 1609, pero que circuló con
anterioridad de forma manuscrita), Lope de Vega proponía un nuevo tipo de
comedia, dirigida a satisfacer los gustos del vulgo, que no guardara las normas
tradicionales recogidas en las llamadas artes
poéticas, y escribió lo siguiente sobre sus comedias: como las paga el vulgo, es justo /
hablarle en necio para darle gusto. Y Cervantes, en la primera parte del Quijote, recriminó a Lope que no guardara
las normas tradicionales de la comedia, y que hubiera convertido sus
comedias en “mercadería vendible” para satisfacer los gustos del vulgo.
Además, en la primera parte del Quijote, Cervantes imitó, tratando de
mejorarlos, algunos pasajes de La Arcadia, la novela pastoril de Lope de
Vega, para mostrarle su superioridad en el ámbito de la narración. Eso indica que Cervantes se creía
superior a Lope de Vega en dicho ámbito. Y el episodio de la penitencia
de don Quijote en Sierra Morena constituye una burla del protagonista de La Arcadia, llamado Anfriso, el cual
representaba al propio Lope de Vega. Por eso, el comportamiento
disparatado que tiene don Quijote en ese episodio constituye una burla del
propio Lope de Vega."
Para Juan Carlos González, la
primera piedra salió de la pluma de Lope de Vega. "La publicación
de El peregrino en su
patria (1604) provocó la indignación de Cervantes ¡Y había un por qué! La portada de este libro,
según Sainz de Robles, llevaba un grabado historiado con el escudo de las
diecinueve torres, de Bernardo del Carpió, con una estatua de la Envidia, y una
leyenda en latín: Quieras o no quieras, Envidia, Lope es o único o muy raro; había también un retrato del
jactancioso Lope y un soneto de Quevedo: La envidia su verdugo y su tormento hace del nombre que
cantando cobras, y con tu gloria su martirio crece...
Pero... Ya antes de la aparición del
Quijote (cuyo privilegio es del 26 de septiembre de 1604) la obra se conoció
probablemente manuscrita en los medios de la Corte, y Lope debió de tener
conocimiento de ella, y (aquí estalla su odio contra Cervantes) en una carta
(fechada el 14 de agosto de 1604) a un médico, amigo suyo, escribe: De poetas, muchos están en ciernes
para el año que viene; pero ninguno hay tan malo como Cervantes ni tan necio
que alabe a Don Quijote.
Cervantes conocía la ambición de
Lope, su sed de gloria, pero tanta presunción y arrogancia no la pudo sufrir. Y le dirigió este soneto:
Hermano Lope, bórrame el
soné
e versos de Ariosto y
Garcila,y la Biblia no tomes en la
ma,pues nunca de la Biblia
dices le.También me borrarás La
Dragómey un librillo que llaman del
Arcacon todo el Comediqje y
Epita,y, por ser mora, quemarás la
Angé,Sabe Dios mi intención con
San Isi;mas quiéralo dejar por lo
devo.Bórrame en su lugar El
peregri.Y en cuatro leguas no me digas
co; que supuesto que escribes
boberi,las vendrán a entender
cuatro nació.Ni acabes de escribir La
Jerusa;bástale a la cuitada su
traba.
Como se ve, Cervantes atacaba muy
violentamente toda la obra no dramática de Lope. Éste quedó atónito."
A Lope de Vega le llamaban por la
calle el Fénix de los Ingenios y Cervantes tuvo que conformarse con el éxito de El Quijote sabiendo que por ser humorística,
pertenecía a un género poco valorado. Alfonso Martín Jiménez asegura
que Cervantes también lo consideraba así: "Cervantes escribió el Persiles (que no obtuvo el mismo éxito
que el Quijote) en un intento de ser apreciado como
un autor de obras serias y pertenecientes a géneros más reconocidos, lo que indica que él
mismo era consciente de que el Quijote,
a pesar de su éxito, se consideraba en su época como un libro perteneciente a
un género menor."
Juan Carlos González nos cuenta que
Lope era un triunfador: "Fue un fenómeno de fans de la
época. Las mujeres suspiraban por él cuando salía a la calle, le lanzaban
piropos, murmuraban al verlo pasear, no le pedían un "selfie" o
un autógrafo porque no estaba de moda..."
Antonio Rey también sigue la misma
línea: "La gente adoraba a Lope porque su teatro llegaba directamente
a ellos, porque era más fácil, más accesible, y seguramente también,
porque él personalmente
era más simpático, más abierto a todos. Esa popularidad tampoco debía gustar
a sus enemigos."
Juan Carlos González lo tiene claro.
Lope escribía para el gran público: "Era el que convocaba a más gente, el
que otorgaba mayor reconocimiento y dinero. La obras de Lope de Vega se
convirtieron en una marca, tanto que se acuñó la expresión : 'Es de Lope'. Lope escribe con ritmo, acción. Su
obras tienen la estructura fácil de seguir por todo el mundo: arranque- Inicio,
nudo y desenlace. Aborda temas universales: el amor, el desamor, los celos, la
muerte… Sabe
tejer enredos amorosos, tramas que enganchaban al vulgo y ,muchas veces,
con final feliz."
Le preguntamos a los tres expertos a
los que hemos acudido si es cierto que Lope, que destacaba en el teatro,
siempre deseó hacerlo en la novela; un caso contrario al de Cervantes que
soñaba con triunfar en las tablas con sus obras cuando era un genio de la
prosa.
Juan Carlos González se muestra
categórico: "Creo que lo más cierto es que Lope deseaba ser el mejor en
todo. Él decía que era buen novelista, poeta, ensayista y autor de obras para
ser representadas. En esa época lo más apreciado era el teatro, la poesía, el ensayo y en
último lugar, la novela de entretenimiento. Cervantes ambicionaba
triunfar en el teatro porque daba la gloria , el dinero y - seguramente- por desplazar a
Lope (era un Madrid-Barçao un Real Madrid-Atlético de Madrid de la época)"
Antonio Rey no lo ve así: "No:
formulado así, tal y como está, no es cierto. Es
algo parecido:
1. Cervantes no triunfó en el
teatro, por donde pasó,
digamos, sin pena ni gloria, mientras que Lope se hizo el rey desde el
principio, y lo fue ya toda su vida.
2. Cuando esto se producía, en
los años 1580-1590, Cervantes sólo había publicado una novela pastoril, La Galatea (1585),
que no fue ningún gran éxito. Por tanto, no hay competenecia. Sin
embargo es verdad que Lope publicó después su novela pastoril, La Arcadia, ya en 1598, pero es muy diferente
a la de Cervantes, por lo que no parece competir con él.
Sin embargo, después del éxito
del Quijote,
después de 1605, es verdad que a Lope le hubiera gustado escribir algo
parecido, y que empezó a envidiar por eso a Cervantes."
Alfonso Martín nos cuenta lo
diferentes que fueron los resultados cosechados por ambos: "Lope de Vega no deseó destacar en la
novela, sino que, de hecho, triunfó en ese ámbito, como en todos los que
cultivó. Cervantes deseó
triunfar en las tablas, y no lo logró, pero tampoco logró, en vida, obtener
nunca un éxito similar al que obtuvo Lope de Vega, que ganó suficiente dinero
con la venta de sus obras para comprar una casa y vivir holgadamente. Cervantes, en cambio, tuvo que
solicitar el apoyo de algunos mecenas, a los que dedicaba sus obras, para
sobrevivir."
Uno disfrutó del éxito en vida y al
otro lo descubrieron demasiado tarde: "Fueron los autores románticos, y
sobre todo los autores románticos alemanes, los que realizaron una
interpretación en clave simbólica del Quijote. Pero en su época, Cervantes nunca fue considerado un
genio de la prosa, sino, simplemente, como un autor de una obra humorística, y nunca llegó a
tener una estimación entre sus coetáneos similar a la de Lope de Vega."
Lope de Vega y Cervantes eran
vecinos. Los dos vivían en lo
que hoy se conoce como el Barrio de las Letras de Madrid.
Juan Carlos González lo sabe bien,
ya que en su empresa de visitas guiadas hay un apartado especial para la tinta
y la pluma de estos genios: "No solo
vivieron en el mismo barrio, sino en la misma calle aunque la entrada de la
casa a Cervantes estaba por la esquina de la calle León, las ventanas del piso
bajo daban a la calle Cervantes, por lo que Cervantes podía ver
transitar a Lope."
Sabemos que el
Fénix de los Ingenios organizaba meriendas y fiestas a su casa, a las que
Cervantes nunca estuvo invitado. Pero el de Alcalá de Henares se enteraba de
todo lo que hacía Lope, según Antonio Rey: "Detrás de la casa de
Cervantes (hoy todo son calles) estaba entonces el "mentidero de
los representantes", una plazuela donde se reunían a diario lo
cómicos y los dramaturgos, de modo que Cervantes no tenía ni siquiera
que salir de su casa para escuchar el rico anecdotario amoroso de Lope con las cómicas, las
murmuraciones de sus amoríos... y la admiración que todos le tenían por
sus obras dramáticas..."
Incluso hay una anécdota entre
ellos. Nos la cuenta Alfonso Martín: "Los autores del círculo de Lope de
Vega consideraban a Cervantes como una especie de viejo que empezaba a
chochear. En una de sus cartas, Lope de Vega escribió que, en una de esas reuniones
literarias, tuvo que pedir a Cervantes que le prestara las gafas para poder
leer un texto, y Lope, en esa carta, dijo burlonamente que las gafas de Cervantes parecían unos
“huevos estrellados”.
Comentarios
Publicar un comentario
Deja tu comentario aquí